

Te paraliza el miedo a vender, evitas las llamadas en frío, la captación o las reuniones presenciales porque no confías en lo que vendes.
Vendes barato porque no sabes que decir ni que hacer para subir tus precios y/o dejar de paquetizar tus servicios.
Tus clientes no valoran lo que vendes y te rebaten constantemente cuando les das servicio.
Vendes a muchos sectores diferentes y tienes clientes de todo tipo que no pagan lo suficiente.